Una de las consecuencias de la coexistencia en cada uno de nosotros de estos tres cerebros, ha sido ampliamente estudiada por Daniel Goleman, uno de los autores que más ha investigado sobre inteligencia emocional.
Él habla del “secuestro emocional”: en determinados momentos en los que nos sentimos amenazados por algo, ya sea real o imaginario, la amígdala que forma parte del cerebro límbico, activa una ruta neuronal que va directamente a la alerta, dejando “desactivado” el cerebro neocortical durante un tiempo. Es decir, cuando percibimos que algo nos amenaza, se disparan nuestras alertas, nuestros cerebros prehistóricos toman el poder e impiden que el cerebro racional sopese la situación, vea si de verdad es una amenaza o no, y tome las decisiones sobre qué hacer.
Cuando se disparan nuestras alertas, nuestros cerebros prehistóricos toman el poder
Si la amenaza percibida es un coche que viene a gran velocidad hacia nosotros, está muy bien que no sea necesario pararse a reflexionar si es una amenaza real o no, si es más sensato que corramos o que nos quedemos parados, si es mejor correr hacia la derecha o hacia la izquierda; En esos momentos, nuestro cerebro más antiguo nos salva.
Sin embargo, si la amenaza percibida es una persona que nos ha mirado mal y a la que parece que no le caemos bien, el proceso es idéntico: saltan nuestras alarmas y nos ponemos a la defensiva o atacamos. En esos casos, es necesario aprender a gestionar esas reacciones emocionales, aprender a dejar que el neocórtex sea quien tome de nuevo el mando, quien sopese si de verdad esa persona tiene malas intenciones y qué es lo más sensato y adecuado que puedo hacer. Porque quizás ese miedo que siento hacia mi jefe no sólo no me está ayudando a dar lo mejor de mí, sino que me está perjudicando. Ayudar al neocórtex a retomar el poder en esas circunstancias, me ayudará a relajarme, tranquilizarme y decir o hacer aquello que realmente sea adecuado en esa situación.
Es necesario aprender a gestionar las reacciones emocionales
Fuente: EDTe Curso Consultor en Mindfulness