Inteligencia Emocional

Inteligencia Cardiaca

¿Qué es la Inteligencia Cardiaca?

La inteligencia del corazón se refiere a la capacidad de conectarse con la sabiduría intuitiva y emocional que reside en nuestro corazón. Va más allá del intelecto y se basa en la capacidad de escuchar y comprender nuestras emociones y las de los demás, así como tomar decisiones basadas en la guía interior.

La inteligencia del corazón implica cultivar la empatía, la compasión y la conexión con los demás. Nos permite sintonizar nuestras emociones y utilizarlas como información valiosa para tomar decisiones conscientes y actuar de manera coherente con nuestros valores.

Cuando cultivamos la inteligencia del corazón, estamos en sintonía con nuestras emociones y las emociones de los demás. Nos volvemos más conscientes de cómo nuestras acciones y palabras impactan a los demás, lo que nos permite tener relaciones más saludables y significativas.

La inteligencia del corazón también está relacionada con la conexión mente-cuerpo y el bienestar emocional. Al escuchar y honrar las señales de nuestro corazón, podemos encontrar un mayor equilibrio y alineación entre nuestras emociones, pensamientos y acciones.

Las cualidades del corazón se han convertido en una fuente de inteligencia científicamente probada a través de los nuevos descubrimientos científicos que están caracterizando la influencia del corazón en el cerebro.

El corazón comunica un espectro increíblemente amplio de informaciones, que van desde funciones de la salud y el bienestar hasta cualidades superiores como la sabiduría y la compasión.

Mindfulness y vivir desde el corazón

Al entrenar nuestra atención podemos más fácilmente situarnos en ese espacio que define nuestro corazón: el espacio físico y emocional ligado a él. Podemos “respirar desde el corazón” para así entrar en una respuesta de coherencia cardiaca que armonice nuestro ritmo corporal. 

La respiración consciente es un potente elemento equilibrador de nuestra actividad nerviosa autónoma, que nos permite entrar en un estado de coherencia que sincroniza los ritmos más importantes de nuestro organismo: ritmo cardiaco, ondas cerebrales, presión arterial… Cuando se produce esta sincronización interna, podemos de manera más sencilla y sin resistencias dejar marchar los pensamientos y las emociones estresantes y perturbadoras.

Están ampliamente documentadas las influencias de la práctica del Mindfulness en nuestro ritmo cardiaco. La evidencia científica muestra cambios en el diálogo constante que mantienen entre sí las dos ramas de nuestro sistema nervioso, el central y el autónomo. Este diálogo es el responsable en último término de las oscilaciones en el ritmo cardíaco, de forma que, si lo optimizamos mediante la práctica continuada de Mindfulness, el ritmo del latido de nuestro corazón se va asentando en una coherencia habitual. 

Además, cuando mediante el Mindfulness nos vamos entrenando en reconocer nuestras tensiones físicas, aprendemos a detectar antes los sucesos y situaciones generadoras de estrés para nosotros, y a advertir que estamos respirando rápida e irregularmente y de esta forma acelerando el ritmo de nuestro corazón. Entonces podemos enfocar la atención en la respiración y sucederá que, paulatinamente, ésta se va enlenteciendo, estabilizando, y con ella, nuestra tensión arterial y ritmo cardiaco. 

Al situarnos en el observador o testigo, es decir practicando Mindfulness, que de forma atenta, curiosa y sin juicio simplemente atestigua lo que ocurre en nuestra mente sin dejarse atrapar por ello, soltamos viejas pautas que hoy ya no nos sirven y comienzan a abrirse caminos creativos que nos aportan nuevas perspectivas: soluciones diferentes, puntos de vista alternativos, caminos de acción no explorados anteriormente.

Una práctica Mindfulness: Establecerte en el Corazón

Fuente: EDTe – Escuela Española de Desarrollo Transpersonal

Siéntate en tu postura habitual y comienza, después de chequear brevemente tu cuerpo, por poner tu atención en la respiración… Una respiración amplia e inclusiva, algo así como si respirases por todos los poros de tu cuerpo… Siéntela… Puedes imaginar el cuerpo como un globo que se infla con cada inspiración… Haz esto hasta que tu atención se encuentre anclada en la respiración.

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Pon ahora tu atención en el área alrededor de tu corazón… Si te ayuda, puedes colocar una mano sobre él… Visualiza tu respiración entrando y saliendo de tu corazón y respira profunda y lentamente

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Trae a tu mente algún ser por el que sientas realmente aprecio y amor: puede ser un amigo, un niño, un animal, incluso un grupo de personas… Y durante unos minutos envíales aprecio y amor genuino, mientras respiras inhalando y exhalando amor incondicional… Siente verdadero aprecio y amor.

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Si tu mente se distrae, vuelve a llevarla dulcemente al corazón y continúa enviando amor y aprecio… Vuelve una y otra vea a tu corazón y a tu respiración para, desde ellos, dejar que tu amor se expanda y también de alguna forma te impregne a ti en lo más profundo

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Cuando finalice el tiempo de la práctica, agradece la experiencia, tómate un par de minutos para centrarte en la respiración consciente y poco a poco moviliza tu cuerpo.

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Una vez que has terminado esta práctica, mantén esos sentimientos de amor y aprecio todo el tiempo que puedas… Actuarán protegiéndote contra el estrés y la ansiedad,

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