El cuerpo humano es una máquina increíblemente compleja que está constantemente enviando señales a nuestro cerebro. Estas señales nos informan sobre nuestro estado físico y emocional, y nos ayudan a mantenernos sanos y equilibrados.
Normalmente, miramos a nuestro cuerpo desde un punto de vista funcional, pero descuidamos otros aspectos, y no prestamos atención a los mensajes más profundos inscritos en su memoria.
Desafortunadamente, a menudo estamos demasiado ocupados o distraídos para prestar atención a estas señales.
Esto puede llevar a problemas de salud, como dolor crónico, estrés y ansiedad, manifestadas de diferentes formas:
El cuerpo “siempre está en el momento presente”
La ansiedad y la preocupación tienden a tensionar ciertas partes del rostro, abdomen e ingle, a sentirse como inquietud en manos y pies, y en forma de una calidad energética volátil o turbulenta.
La ira se suele percibir como una energía fogosa que intenta eliminar algo, y se refleja en la tendencia a apretar manos, mandíbulas y ojos.
La tristeza se puede percibir como una pesadez en los hombros, tensión en la nuca y opresión en el pecho, con una calidad energética apagada, incluso densa.
El miedo toma la forma de un vacío en el estómago y aparece asociado a una calidad energética de frío.
La depresión, que frecuentemente es una acumulación intensa de frustración, tristeza o ira reprimidas, puede experimentarse como un remolino lento, pesado y frio que nos arrastra a un pozo negro, y puede venir acompañado de sensaciones de ansiedad y temor.
La avidez o el deseo intenso de poseer algo se puede sentir como energía intranquila, incapaz de posarse sobre el momento presente, como un viento inquieto e insistente que nos impide sentir la continua transformación de cada instante.
Cuando estamos en sintonía con nuestro cuerpo, podemos tomar medidas para satisfacer sus necesidades y mejorar nuestro bienestar general. Mindfulness está sólidamente enraizado en la atención al cuerpo, a sus sensaciones, a cómo en él se expresan las emociones, los pensamientos, las experiencias o nuestros temores.
El cuerpo “siempre está en el momento presente”. Cada vez que regresas al cuerpo, estás regresando al único momento y lugar que de verdad existe: el momento presente. Cuando desarrollas la capacidad de escuchar y conectar con tu cuerpo, descubres que responde cuando tu mente está clara o confusa, cuando tu corazón está abierto o cerrado. En él se refleja fielmente el estado y la calidad de tu mente.
Habitar el cuerpo conscientemente supone tanto escucharlo como mensajero de lo que acontece en tu mente como, a través de él, poderlo modificar.
Aquí hay algunos consejos para entrenar y cultivar la sabiduría del cuerpo:
- Practica el Escaneo Corporal (Haz Click aquí). Tómate un momento cada día para prestar atención a las sensaciones de tu cuerpo. Puedes hacerlo mientras caminas, te duchas o te sientas en silencio
- Durante el día, en intervalos predeterminados, observa tus sensaciones sin juzgarlas. No te preocupes si sientes sensaciones desagradables. Simplemente obsérvalas sin juzgarlas.
- Confía en la sabiduría de tu cuerpo. Cuando estés conectado con tu cuerpo, puedes confiar en su sabiduría para guiarte.
Con la práctica, irás adquiriendo habilidades para escuchar a tu cuerpo y a aprovechar su sabiduría. Estarás tomando medidas para mejorar tu salud y bienestar general.